Paz para el alma

Nuestro Amigo, el Espiritu Santo

Como suave susurro y silbido apacible nuestro Amigo, “El Consolador”, habla a nuestros corazones con notas de amor disipando cualquier sombra de temor e iluminando nuestro sendero hacia la Canaán celestial.

Ese Amigo, incansable, enternece nuestro ser aclarando nuestra mente para poder discernir entre lo que está bien y lo que está mal. Nos impulsa a leer su Palabra renovando nuestras fuerzas para la batalla espiritual, física y mental, llenándonos de paz y confianza sobre nuestro Padre que Todo lo puede.

Nos motiva a doblar nuestras rodillas para la oración y clamar en el nombre de Jesús, cuya sangre preciosa tiene el poder delibertarnos del mal.

Como una flor muere sin los rayos de sol, así nuestra alma muere al permanecer sin contacto con el Espíritu Santo.

Si en algún momento has sentido que estás sin fuerzas, y tu ser no puede más pide hoy al Espíritu Santo que ilumine tu vida, esa oración jamás tendrá un no como respuesta.

Dedica tiempo a crear una relación con Dios, verás grandes resultados en tu vida.

Autor: Jeser Ordonez-Calderon