Jesus nos dio libertad

El Peso del Pecado

Nuestro Dios es un Dios de amor. Él es amor. Siempre ha sido amor y por la eternidad será amor.

Es por ello que cuando nos suplica repetidamente que nos alejemos del pecado, que nos apartemos del mal y que nos volvamos a Él, lo hace porque es amor.

Probablemente has sentido el peso del pecado. Un peso que destruye, golpea, entristece, seca los huesos, tal vez ya te acostumbraste a él.

Pero no, no fuiste creado para pecar, no fuiste creado para vivir lejos de Dios.

Cuando el Profeta Natán contó a el Rey David la historia de un hombre rico que tomó la única oveja del hombre pobre (teniendo éste muchas más) para ofrecer banquete, la reacción del Rey fue de ira contra aquel hombre rico. Al enterarse que él había sido aquel hombre rico lloró amargamente.

No podía ocultar su pecado delante de Dios. Sintió su peso, se arrepintió y pidió perdón.

Hoy Dios desea darte perdón. Hay pecados probablemente tan horribles que no deseas ni recordar. Sin embargo, Jesús mismo dijo que el único pecado imperdonable, es el pecado contra el Espíritu Santo.

El pecado imperdonable contra el Espíritu Santo es cuando ya no siente sremordimiento ni peso por cualquier pecado. Significa entonces, que aunque no quieras recordar ese pecado tan horrible, si sientes un gran peso que no puedes entender, tienes esperanza, la esperanza del perdón en Cristo Jesús.

Confiesa en tu corazón las palabras del Salmista cuando dijo: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado… Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.» Salmo 51:1-2, 10.

Acepta hoy el perdón de tus pecados. Deja al Espíritu Santo entrar en tu corazón.

Autor: Jeser Ordonez-Calderon